No todo lo que se llama Team Building lo es. Y no todo lo que entretiene transforma.Si estás pensando en organizar una actividad para tu equipo, estas claves te ayudarán a elegir bien y sacar el máximo provecho de la experiencia:
1. Objetivos clarosSaber para qué vas a reunir a tu equipo es definitorio. Más allá del objetivo general de “fortalecer vínculos”, que está presente en el Team Building per se, conviene tener un propósito concreto:¿Quieres que se conozcan mejor? ¿Que celebren un hito? ¿Transmitir valores? ¿Reconectar después de una etapa exigente?Cuanto más claro sea el objetivo, mejor podrá diseñarse la experiencia… y más fácil será evaluar su impacto.
2. Facilitadores profesionalesEl facilitador hace la diferencia. Debe conocer bien la actividad, pero también ser capaz de leer el grupo, adaptarse en tiempo real y cuidar el ambiente emocional. Un buen facilitador transforma una propuesta correcta en una experiencia transformadora.
3. InmersividadLa actividad tiene que captar la atención del equipo por completo. Si lográs que las personas se olviden del reloj y entren de lleno en el juego, ya estás generando una conexión auténtica.
4. EmociónLas experiencias memorables no solo divierten: también emocionan. Y eso se logra con sensibilidad, ritmo, narrativa y una buena dosis de presencia humana. La emoción crea recuerdos vívidos, y el recuerdo construye una cultura compartida.
5. Narrativa envolvente 360ºIncluso si la actividad no es ficcional, tiene que tener un relato que sostenga la experiencia. Desde el primer correo hasta el último detalle del día, todo debe contribuir a crear un mundo propio, coherente y estimulante.
6. Diversidad de rolesUna buena dinámica ofrece distintas formas de participar. Que haya espacio tanto para quienes se expresan con soltura como para quienes prefieren observar, construir o aportar desde otros lugares. Todos tienen que estar incluidos y legitimados en su diversidad.
7. Adaptabilidad al equipo y la culturaNo todos los equipos necesitan lo mismo. Una buena propuesta se adapta al momento que está transitando el grupo y al lenguaje propio de la organización.
8. Cuidado de lo simbólicoLos pequeños detalles comunican: la bienvenida, los materiales, la forma de cerrar. Todo puede convertirse en una oportunidad para reforzar los valores del equipo y dejar una huella emocional.
9. Espacio para reflexión o cierreEl cierre es tan importante como la actividad en sí. Poder detenerse unos minutos a compartir qué se vivió, qué se descubrió y qué se quiere llevar de recuerdo transforma una experiencia entretenida en una experiencia valiosa.