Un clásico adaptado. Una persona lidera el juego dando indicaciones físicas: “Salta”, “Tócate la nariz”, “Gira sobre ti mismo”. Pero solo hay que seguir la orden si empieza con “Simón dice…”. Si no lo dice, ¡no se ejecuta!Cuando alguien se equivoca (y suele pasar), se ríe, se relaja… y pasamos el rol de Simón a otra persona del grupo.Esta dinámica trabaja la escucha atenta, la atención al detalle, la confianza y, sobre todo, ayuda a que el error se viva como parte del juego. Una joya para descontracturar reuniones serias sin perder foco.